Crear tu propia práctica de Yoga es algo que recomiendo a todas la personas con algún conocimiento de la disciplina. Ser tú misma quien guíe la secuencia te permite una mayor concentración, atención a la respiración, conexión con el cuerpo y fluidez en los movimientos. Eso sí, para poder crear tus secuencias y rutinas has de conocer primero varias posturas y saber cuándo están bien montadas y cuándo no, para poder así autocorregirte y no lesionarte. Por eso es muy recomendable haber asistido previamente y con alguna regularidad a clases guiadas, informarte de fuentes fiables y pedir consejo cuando sea necesario a personas más avanzadas en la práctica. Hay algunas cosas importantes a tener en cuenta al armar tu secuencia y al ponerla en práctica. También puedes escoger no tener una secuencia fija, sino ir fluyendo con lo que el cuerpo pida en cada momento, en ese caso tendrás que conocer “de memoria” las posturas. Mis recomendaciones: 1. Respiración: mantener siempre la atención en la respiración, que ha de ser equilibrada y relajada. Los movimientos han de acompañar a la correspondiente inhalación o exhalación: inhalando abrimos, subimos, estiramos; exhalando cerramos, bajamos, profundizamos (en flexiones, torsiones, etc). 2. Alineamiento: mantener el correcto alineamiento de columna, pelvis y cuello. También de brazos y piernas. Cada vez que armes una postura revisar tu alineamiento. 3. Músculos: mantener los músculos relajados (también los de mandíbula y rostro!). Si se tensan, relajarlos conscientemente con ayuda de la exhalación. La firmeza en el abdomen mantiene la energía en el centro y protege la lumbar. 4. Posturas: una práctica completa incluye posturas de cada tipo. Una misma postura puede pertenecer a varios tipos a la vez:
5. Invertidas: sirven para que el movimiento circulatorio (de la sangre y de la energía) se invierta. No es necesario ni aconsejable hacer invertidas completas si no sabes hacerlas bien, pues peligra la cervical. El “perro mirando abajo” o el “puente” son ejemplos de semi invertidas, de igual efecto benéfico y escaso riesgo. 6. Contraposturas: para una práctica equilibrada, utilizar contraposturas. Es decir, si hiciste la “cobra”, a seguir haces el “niño”, como ejemplo de contrapostura espinal. No hay una sola contrapostura posible, así que las posibilidades son más que variadas. En los casos correspondientes, hacer ambos lados del cuerpo. 7. Variantes: usar siempre la variante que mejor se adapte al estado de tu cuerpo en cada momento. Forzarte a hacer variantes más avanzadas sólo te perjudicará. El avance se hace de a poco. 8. Niveles espaciales: integrar equilibradamente los niveles espaciales de las posturas (de pie, sentada, tumbada). Por ejemplo, no cambiar de una postura tumbada a una de pie directamente y sin una buena razón para ello. 9. Transiciones: no perder la atención en la respiración y la fluidez del movimiento durante la transición de una postura a otra. Elegir transiciones “naturales”, es decir, que requieran el mínimo movimiento y desplazamiento de una postura a otra. 10. Dificultad gradual: no empieces directamente por las posturas que requieran más flexibilidad, fuerza o equilibrio. Haz trabajar gradualmente al cuerpo y escúchalo: él sabe lo que necesita en cada momento. 11. Si no sabe bien, no está bien hecho (o estás forzando tu cuerpo). Respeta los límites, revisa tu alineamiento y la tensión de tus músculos. Si sigue sin parecer correcto, cambia a otra postura, evita lesiones. 12. Dale tiempo a cada postura. Empieza por montar la postura, corregirla y respirar varias respiraciones completas y conscientes. Sólo después fluye hacia otra postura. 13. Abertura y cierre: date tiempo para entrar y salir del estado de concentración y presencia. Una meditación puede abrir la práctica y/o cerrarla. Recomiendo que la abra en el caso de practicar al despertar, y que la cierre en el caso de hacerlo al atardecer. (14.) Mantente presente y disfruta!
0 Comments
|